Hace más de dieciséis años que llevo en el mundillo de Warhammer y de las miniaturas y aún recuerdo la primera mini que me compré como su fuese ayer mismo.
Por aquella época no sabía ni que existía la palabra friki y las pocas referencias que tenía eran gracias a los libros de juegos de rol que había en la biblioteca y al Señor de los anillos que había empezado a leerme.
El primer contacto con este mundillo fue gracias a una revista-panfleto de propaganda que había en la entrada de una juguetería cercana al colegio.
Más épico imposible
Me llamó la atención la portada, que no era otra que ilustración de la caja básica de quinta edición, la de bretonianos contra hombres lagartos. Flipé en colores. Aluciné. Para un friki en potencia de doce-trece años que solo había visto orcos, elfos y enanos en alguna ilustración en blanco y negro de libros de rol, ver todas esas fotos de figuras de seres fantásticos y monstruos era la hostia.
¿Cómo no babear con estas imágenes?
Mostraban los juego que tenia Workshop por aquel entonces, Warhammer Fantasy y 40000, Blood Bowl, Necromunda y Space Hulk y unas cuantas páginas de Eavy Metal con unas minis espectaculares.
Una de las minis que venia en la sección Eavy metal
Fue cuestión de tiempo que entrase a la juguetería a preguntar por esas miniaturas, pero pobre de mí no las vendían en ese establecimiento y tuve que ir a otro que me pillaba más lejos.
Pasaron un par de semanas y por fin fui con lo que había ahorrado durante ese tiempo (fue muy duro renunciar a las palmeras, las bolsas de porquetas y a las partidas en los recreativos) dispuesto a hacerme con alguna de esas figuras que había visto.
Me compré un blister de hostigadores ungor, sí, los pequeñines cornudos con garrotes. Pensaréis vaya si que lo tenías claro, ya habías elegido que ibas a jugar a fantasy con hombres bestia... ¡Ja! Nada más lejos de realidad; para empezar ni sabía que esas miniaturas servían para hacer algo más que para pintarlas y hacer maquetas, ni mucho menos que se podían coleccionar por ejércitos, y ¡ni de coña sabía lo que eran los hombres bestia! Me compré ese blister por el mero hecho de que era de los más baratos y porque venían cuatro minis en lugar de las dos o tres que eran habituales en los demás blisters. Triste pero cierto.
¡¡Cuernos y metal!! Combinación ganadora a la fuerza
Esas fueron mis primeras minis y jamás olvidaré la alegría con la que llege a casa y abrí mi primer blister. Después de eso vinieron muchas más compras sin sentido como por ejemplo: bestigors, bailarines elfos silvanos, el grupo de mando de los goblins silvanos (pensaba que eran del mismo ejercito que los bailarines, ¿todos tenían orejas picudas y eran silvanos no?) después pasé a las maravillosas cajas con minis de plástico, sí, las monopose. Guerreros elfos oscuros, altos elfos, arqueros bretonianos, eslizones, guerreros skavens y guerreros enanos fueron cayendo en mis manos.
¿Quién no ha tenido arqueros bretonianos a puñados?
Por suerte acabé descubriendo la White Dwarf y a base de leerla entendí de qué iba todo, ¡coleccionar ejercitos y jugar batallas con ellos!
A partir de ahí empecé a comprar miniaturas con más cabeza y con el tiempo acabé coleccionando enanos, skavens, ogros (sí, ogros... aún me arrepiento) pero siempre recordaré con especial cariño ese blister de hostigadores ungor que fueron mis primeras minis.